-Me recuerda el País de Fantasía, -oyó decir a su propia voz.
-Pero allí también canta la gente. -Comenzó entonces a cantar, alto y claro, con palabras extraño que parecía saber de memoria; y en ese momento la estrella le cayó de la boca y él la recogió en la palma de la mano. Era ahora de plata reluciente y brillaba a la luz del sol; temblaba, empero, y se alzó levemente como si estuviese a punto de levantar vuelo. Sin pensarlo, el muchacho se golpeó la frente con la mano y allí quedó en el centro la estrella, y allí la llevó durante muchos años.
Del relato "El herrero de Wootton Mayor", de J. R. R. Tolkien (aquí puedes leerlo completo)
Es increíble como una persona puede crear un mundo tan maravilloso en su cabeza con solo imaginarlo
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