viernes, 18 de noviembre de 2011

La emperatriz de los Etéreos


Cuentan que, más allá de los Montes de Hielo, más allá de la Ciudad de Cristal, habita la Emperatriz en un deslumbrante palacio....

Bipa no cree en los cuentos de hadas. No le interesa lo que pueda haber más allá de las Cuevas donde habita su gente. Pero cuando su amigo Aer, fascinado por la leyenda de la mítica Emperatriz, parte en un viaje hacia una muerte segura, Bipa irá a buscarlo, arriesgando su propia vida en un mundo de hielo bañado por la luz de la estrella azul, persiguiendo algo que puede no ser más que una quimera. ¿Existe de veras el Reino Etéreo? ¿Existe algo más allá de la confortable seguridad de las Cuevas? ¿O, por el contrario, no hay más que frío, muerte y oscuridad?

Datos:
Título: La emperatriz de los Etéreos
Editorial: Alfaguara
Trailer del libro de una editorial francesa (muy chulo)

I. La leyenda del Reino Etéreo

—Cuentan que, más allá de los Montes de Hielo, más allá de la Ciudad de Cristal, habita la Emperatriz en un deslumbrante palacio, tan grande que sus torres más altas rozan las nubes, y tan delicado que parece creado con gotas de lluvia. Dicen que la Emperatriz es tan bella que nadie puede mirarla a la cara sin perder la razón; dicen también que es inmortal y que lleva miles de años viviendo en su palacio, en el Reino Etéreo, un lugar de maravilla y misterio que aguarda a todos los que son lo bastante osados como para aventurarse hasta él. Allí, en el palacio de la Emperatriz, no existe el sufrimiento, ni se pasa frío, y no es necesario comer, porque nunca se tiene hambre…
Ajenos a la violenta tormenta de nieve que sacudía el hogar de Nuba, nueve niños, de edades comprendidas entre los cinco y los diez años, escuchaban el cuento con atención. Fascinados, contemplaban a la mujer con la boca abierta y los ojos brillantes.
Todos, menos uno.
Bipa miraba a un lado y a otro, visiblemente incómoda. Nuba suspiró para sus adentros. Resultaba muy difícil atrapar a aquella niña en la red que tejía la magia de las palabras.
—¿Qué te pasa, Bipa? —le preguntó con amabilidad—. ¿No te gusta el cuento?
Bipa dudó un instante, pero finalmente confesó:
—No mucho —detectó las miradas, entre extrañadas y hostiles, de los otros niños. Pero ya estaba lanzada y no se detuvo—: Es un cuento absurdo. No existe ese palacio de la Emperatriz, son todo mentiras —Bipa debería haber captado entonces el brillo de tristeza de los ojos de Nuba, debería haber prestado atención a los murmullos de los otros niños; pero siguió hablando sin ser consciente de lo crueles que podían llegar a ser sus palabras—. Nadie puede vivir para siempre, ni siquiera esa Emperatriz. ¿Y cómo va la gente a volverse loca si la mira? Por muy guapa que sea, nadie se volvería loco sólo por mirar a otra persona. Además, si pasas mucho tiempo sin comer, te mueres. Eso lo sabe todo el mundo —concluyó con un cierto tono de reproche, como echándole en cara que mintiera a los niños, o que los considerara tan estúpidos como para creerse esos disparates.
Nuba no respondió. Sólo siguió mirándola, y Bipa empezó a intuir que sus palabras la habían herido, aunque no alcanzaba a comprender por qué.
—Sólo es un cuento, Bipa —intervino una de las niñas mayores.
—Pues es un cuento tonto, una pérdida de tiempo —replicó ella, molesta por el tono burlón y autosuficiente de la otra—. ¿De qué nos sirve que nos cuenten cuentos sobre cosas que no existen?

Si quieres seguir leyendo el primer capítulo lo puedes hacer aquí: http://www.lauragallego.com/
Si te gusta el libro: Utiliza tu carnet de biblioteca, pídelo prestado a un amigo o cómpralo (puedes pedir que te lo regalen).

2 comentarios: