jueves, 6 de octubre de 2011

Un muchacho con un libro

Mis alumnos están trabajando este texto de Pérez Reverte en la asignatura de lengua. Me lo ha pasado una de las profesoras. Creo que os va a gustar.
En el cole somos unos cuantos los que sentimos un especial cariño por Arturo. Recuerdo que, en una charla, hace ya mucho tiempo, me firmó uno de sus libros; "El maestro de esgrima", curiosamente es el único libro firmado que tengo (no soy amigo de esas cosas), pero me hizo ilusión, y me llevé una impresión muy buena de él. Un tío simpático, cercano, agradable y muy interesante. Nada que ver con la fama de desvergonzado y chulesco que tiene. Sin duda un autor muy recomendable, por lo que escribe y por lo que anima a leer (siempre ha dicho que es un lector que escribe, pero que fundamentalmente, es un lector).
En fin, este es uno de sus artículos. Leyéndolo me he visto a mí mismo sentado con un libro entre las manos en un mundo difuminado. Disfrutadlo.

© Arturo Pérez Reverte

En una mesa cercana hay un muchacho que lee un libro. Tiene unos diecisiete o dieciocho años, está solo, y llama la atención porque no es frecuente encontrar lectores en este paraje. Está concentrado en las páginas, y de vez en cuando cierra el libro y se queda mirando la plaza sin verla, con la expresión de quien permanece ajeno a cuanto ocurre ante sus ojos. Con esa mirada ausente que todo lector conoce como propia: la de quien se detiene en el acto de leer pero no interrumpe la lectura, sino que sigue inmerso en las imágenes o las ideas que el libro suscita.

1 comentario:

  1. ste artículo me ha recordado a mis veranos interminables de mi juventud, donde en el enclaustramiento en mi pueblo, no tenía más opción que pasarme los días leyendo, tirada en una toalla en la playa, viajando en el tiempo, convirtiéndome en vampiro, contruyendo catedrales,resolviendo misterios, buscando dinosaurios en isla Nublar, viviendo en hoteles malditos o casas encantadas.
    Yo no me considero una gran lectora, pero si un ratoncillo de bestsellers y algún que otro libro de psicología....pero a raíz de aquellas experiencias, escapar a través de un libro se me hace imprescindible. Mis padres orgullosos siempre pensaron que me habían inculcado el placer de la lectura....se equivocaron, me dieron la llave de mi libertad.

    ResponderEliminar